El endeudamiento del sector privado no financiero en España

Alberto Moro, Consejero Delegado de Solventis, y Georgina Sierra Cortijos, Directora de Análisis, acaban de publicar la Nota Macroeconómica que lleva por título "El endeudamiento del sector privado no financiero en España". Las conclusiones principales son:

  1. El endeudamiento privado en España es de los más altos de la UE
  2. En contra de cierta opinión, al alto endeudamiento no es consecuencia exclusivamente de la adquisición de viviendas. De hecho, la corrección por la vivienda en propiedad (que minoraría nuestra deuda) no supera el 15% del total de nuestro endeudamiento.
  3. El proceso de desapalancamiento (reducción de deuda) solo se ha iniciado y es previsible que se prolongue hasta 2016.
  4. El entorno actual de escasa financiación, y alto coste de esta, no es algo pasajero y se mantendrá unos cuantos años.
  5. Todo ello afectará sustancialmente al crecimiento económico de España, que se verá notablemente mermado.
  6. La búsqueda de nuevas fuentes de financiación empresarial sustitutivas del crédito bancario se vuelve imprescindible. Los mercados de valores deben ser considerados con mayor intensidad y decisión.

En este Link os adjuntamos la Nota Macroeconómica completa


Solventis se asocia con DZ Bank

J.O. - 2/02/2012 - Diario Expansión

El grupo de servicios financieros Solventis con sede en Barcelona y oficinas en Vigo amplía su actividad en el negocio de intermediación de activos financieros.

La firma que dirige Alberto Moro anunció ayer un acuerdo de colaboración con DZ Bank, el quinto banco más grande de Alemania, para la distribución en España de todos sus productos de renta variable alemana.

La alianza, que no tendrá ninguna repercusión en el accionariado de Solventis, permitirá al grupo financiero distribuir –entreotros productos- documentos de análisis, presentaciones a analistas y presentaciones de compañías. Según Solventis, hasta ahora estos productos y servicios de DZ los ofrecían en el mercado español entidades globales.

El acuerdo con el banco alemán se inscribe en la puesta en marcha, en 2011, de la nueva línea de negocio de intermediación de activos financieros, que se suman a las ya existentes: consultoría financiera, corporate finance y gestión de patrimonios. Paralanzar la nueva actividad, Solventis ficho a Manolo Torres, un ejecutivo procedente de BNP- Paribas, donde era el responsable de ventas institucionales en España.


Calidad Española

Juan Manuel Vicente Casadevall - 20/02/2012 - Cinco Días

La pasada semana proporcionábamos información sobre los resultados agregados de la industria de fondos de pensiones privados y realizábamos comparativas con sus primos los fondos de inversión. Esta comparativa de resultados no dejaba en una buena posición a la industria nacional, en especial cuando era comparada con el universo de fondos de inversión internacional disponibles para el inversor español. ¿Significa que no existe talento alguno en la gestión de activos española?

La respuesta es que sí existe talento, tanto en las grandes instituciones como en las pequeñas. Sin duda, en países desarrollados como Francia, Reino Unido, Holanda o Estados Unidos se han desarrollado industrias de gestión de activos muy sofisticadas, con un gran nivel de medios y especialización, que les sitúa en un escalón superior respecto a la industria nacional. No obstante, España disfruta ya no solo del talento sino de realidades concretas, que de momento se concentran principalmente en las pequeñas o medianas gestoras independientes.

El problema es más bien de estructura. La calidad a nivel agregado o medio suele surgir cuando se dan las condiciones competitivas adecuadas. La búsqueda de la excelencia se da cuando los gestores tienen que competir en un mercado abierto por el dinero de los inversores. Esto puede aplicarse a cualquier sector de la economía. En la industria española la competencia ha sido escasa, en gran medida debido al nivel de bancarización de la población española. Además, la "culpa" suele ser compartida. Me refiero al inversor español, que adolece en términos generales de formación financiera. La situación de atraso de la que veníamos no ayuda, así como tampoco el nivel de riqueza o patrimonio que solo se ha elevado, hasta niveles comparables a los de nuestros socios europeos, al final de la década pasada.

En lo que respecta al nivel de formación financiera podemos distinguir entre el público en general y los profesionales del sector. En el primer caso, nos encontramos con que en los colegios un tema tan importante para las personas como es cuidar de su salud financiera no tiene cobertura. Así, tampoco es de extrañar que en países como Estados Unidos libros sobre economía, mercados financieros o ahorro lleguen regularmente a ser best sellers mientras que en España ocupan puestos testimoniales. La experiencia en asesoramiento patrimonial me dice que aunque se comienzan a ver algunos tímidos avances, provenientes de la experiencia (normalmente dolorosa de muchos inversores), todavía queda mucho trecho por caminar.

Niveles de formación

Por el lado de los profesionales la situación ha mejorado radicalmente en los últimos años y se está creando un excelente caldo de cultivo y potencialidad para que cuando la estructura cambie podamos beneficiarnos de ella. Tanto en los niveles de formación universitaria, como de titulaciones específicas del sector financiero (CFA y otras), como de experiencia internacional, España disfruta ya de un excelente pool de profesionales. Ahora es necesario un cambio de estructura para que se pueda poner a su alcance los medios, prácticas e incentivos que son requisito indispensable para competir con éxito en un sector tan maduro, global y competitivo como es el de gestión de activos. Competir de tú a tú con los grandes del sector, así como con las excelentes gestoras boutique que han surgido en los últimos años, exige no solo calidad en la gestión sino también calidad en el marketing. Aquí también es necesario un gran trabajo por parte de la industria nacional, especialmente si pretende salir a competir en el exterior.

La especialización y la búsqueda de especialistas o socios en las áreas que no se puedan cubrir adecuadamente es otro de los caminos imprescindibles. Las gestoras de fondos deben tener especialización pero también una estructura y oferta complementaria que les permita la imprescindible estabilidad en su negocio. Llama la atención como boutiques extranjeras rápidamente buscan incorporar recursos internos y/o externos para ofrecer fondos de calidad en otras clases de activo. Desafortunadamente, parece que en España somos más lentos a la hora de reconocer y actuar en esta área.

Hablamos de calidad española en este artículo y no me gustaría finalizar sin mencionar (a riesgo de dejarme seguramente alguna gestora fuera de la lista) a entidades nacionales que están realizando un excelente trabajo desde hace años como Cartesio Inversiones, Bestinver, EDM, GVC Gaesco, Belgravia Capital, Aviva o Mutuactivos. Otras entidades con quizás menos reconocimiento o menos historial como Atlas Gestión, March Gestión, Koala Sicav, Elcano Sicav, Solventis Sicav, etc. están realizando también un buen trabajo.

¿Dónde están las grandes?

ENTIDADES DE CRÉDITO

En el listado de entidades que proporciono llama la atención la ausencia de las grandes gestoras nacionales, invariablemente ligadas a las grandes entidades de crédito.

AMPLIA OFERTA

Lógicamente, entre una oferta tan amplia como de la que disponen, es posible encontrar algunos fondos con resultados destacados, pero por término medio su desempeño es en general muy modesto.

INICIATIVAS

Es clave que las grandes entidades, que disponen del potencial y lo saben, tomen las iniciativas para tener un día no tan lejano unidades de gestión de activos competitivas a nivel nacional y global.


Vibrar a 440 Hertzios

Como muchos aficionados a la música saben, 440 es el tono o altura generalmente aceptado para afinar instrumentos. Hace referencia al sonido que produce una vibración a 440 hertzios, la cual debe corresponder, por convención internacional, a la nota musical la que se encuentra a la derecha del do central de un piano. Pues parece ser que la UE insiste en “afinar” nuestro déficit para el 2012 a 440 puntos básicos (pb) o, lo que es lo mismo, a 4,40% Y créanme, además de no ser posible, no es lo más idóneo en las circunstancias actuales.

No es posible por varias circunstancias. En primer lugar, porque partimos de un nivel muy superior y muy alejado del objetivo definido para este año. A pesar de que todavía no disponemos de cifras definitivas, sí sabemos que nuestro déficit a cierre  del 2011 se ha situado claramente por encima del 8%, probablemente cerca del 8,5%. Dicho nivel se  encuentra bastante alejado del compromiso adquirido con la UE, que limitaba nuestro nivel de déficit para el año pasado al 6%. En consecuencia, para alcanzar el objetivo exigido por la UE para este año (4,40%), deberíamos recortar nuestro déficit en, aproximadamente, cuatro puntos porcentuales, lo que supone unos 43.000 millones de euros.

CONTENCIÓN DEL GASTO

Sin embargo, nuestro esfuerzo en contención de gasto deberá ser muy superior, estimo que de unos 57.000 millones, pues entraremos en recesión y los ingresos del Estado se resentirán. Así las cosas, el aumento del IRPF y los recortes anunciados por nuestro Gobierno no serán suficientes y, de mantenerse, llevarán nuestro déficit hasta niveles cercanos al 6%,  muy lejos del compromiso.

Adicionalmente, creo que perseguir una reducción de esta envergadura de nuestro déficit no es lo idóneo en las circunstancias actuales. Para alcanzar el nivel exigido por la UE serán  necesarios recortes adicionales de gran envergadura (o nuevos aumentos de impuestos), lo  que deprimirá aun más nuestra economía, abocándonos a una recesión de compleja resolución.

Además, desgraciadamente, la experiencia nos demuestra repetidamente que los recortes se implementan recayendo siempre más en los ciudadanos (en forma de más impuestos y menos prestaciones) que en las diferentes administraciones del Estado. 

Así las cosas, ¿qué deberíamos hacer? En primer lugar, presentar un plan creíble y soportable de reducción de nuestro déficit, algo sin duda absolutamente necesario. En segundo lugar, incrementar la transparencia, facilitando mucha más información, sobre todo de las administraciones autonómicas y locales. En tercer lugar, posibilitar un seguimiento exhaustivo mediante el establecimiento de niveles objetivo de déficit con una periodicidad más reducida (por ejemplo, cada tres meses) que posibiliten un control más intenso de nuestro compromiso fiscal al objeto de evitar desviaciones como la aflorada a finales del año pasado. En cuarto lugar, focalizar los recortes en todos aquellos aspectos relacionados con el déficit estructural, especialmente aquellos derivados de la estructura administrativa del Estado. Finalmente, adoptar políticas de impulso del crecimiento (algunas ya adelantadas de forma acertada por el ministro Guindos) como mecanismo para mitigar la recesión.

FUERTE DEPENDENCIA

En este entorno, resultará muy complicado que el mercado de valores arroje rentabilidades elevadas durante los próximos meses. La fuerte dependencia de la evolución de las cotizaciones bursátiles, del crecimiento de los beneficios empresariales, y por lo tanto, del crecimiento de la economía, no hacen presagiar un buen año 2012 en el mercado de valores español. En estos momentos es tiempo de recordar que Johann Sebastian Bach, a principios del siglo XVIII, había afinado su órgano a 480 y producía excelsa música. Lo mismo podemos hacer nosotros si, de forma clara y razonada, establecemos objetivos exigentes pero creíbles de déficit.


La financiación que necesitamos

De todos es sabido que nuestro futuro depende de abordar profundos cambios en diferentes ámbitos: reforma del Estado para reducir los costes derivados de una administración claramente sobredimensionada en momentos de bonanza, reforma laboral que elimine las rigideces que provocan un nivel de desempleo superior al 20%, reforma sanitaria que garantice prestaciones adecuadas dentro de nuestras posibilidades, reforma financiera que consolide el proceso iniciado hace dos años...

Sin embargo, y sólo colateralmente, se habla de la necesidad de hacer llegar a nuestras empresas la adecuada financiación para que puedan crear empleo (o, al menos, dejar de destruirlo) y así contribuir a generar el crecimiento económico que nos permita pagar nuestra deuda y atender el Estado de bienestar. Y, créanme, ello no tiene por qué ser inherente a la reforma del sistema financiero. De hecho, hemos abordado un primer e intenso proceso de consolidación y saneamiento y el crédito sigue sin fluir.

Así lo refleja la última encuesta realizada por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) y las cámaras de comercio entre más de un millón y medio de pymes españolas: el 88% manifiesta tener problemas para acceder a la financiación, el 36% ha visto reducida la financiación que disponían, para el 70% han aumentado los costes de financiarse y el 80% ha tenido que aportar garantías adicionales.

Así lo muestra también la información publicada por el Banco de España: el saldo crédito vivo concedido por las entidades financieras se ha reducido nada menos que en 85.000 millones de euros, desde el inicio de la crisis, lo que equivale a unos 2.500 millones mensuales de menor financiación.

Adicionalmente, y por si la escasez de financiación no era suficiente, el retraso en los pagos de las administraciones públicas, que en alguna comunidad autónoma ya superan los dos años, ha contribuido a consumir los escasos recursos de los que disponían muchas empresas.

Cuando hace unas semanas el Banco Central Europeo (BCE) aprobó la conocida como barra libre de liquidez, mediante la cual las entidades financieras obtienen financiación sin límite, hasta tres años, al 1% de interés, aceptando prácticamente cualquier colateral (garantía) presentada, muchos pensaron que ello contribuiría a incrementar la disponibilidad de crédito. Realmente, no ha sido así. Las entidades prefieren, obviamente, tomar prestado al 1% a tres años y comprar deuda pública a un plazo próximo, lo que les reporta actualmente un beneficio de aproximadamente un 2,50% sin riesgo, o bien mantener saldos de contingencia en el BCE. Ello, parcialmente, contribuye a solucionar los problemas de financiación de los estados, pero no de las empresas.

Es urgente implementar medidas para que el crédito fluya de forma razonable, para que las administraciones salden las deudas con las empresas y normalicen sus periodos de pago, dotando a nuestra economía de la sabia que necesita para su funcionamiento.

El jueves pasado, un viejo y querido amigo me recordaba lo bueno que sería poder reconstruir nuestro pasado, poder volver atrás para evitar los errores cometidos. Eso ya no es posible, por lo que sólo nos queda asumir las decisiones tomadas y emprender las medidas para sanear la situación. Aunque parezca increíble, todavía estamos a tiempo.


El Despropósito

Una vez más, el Consejo Europeo acaba sin acuerdos de calado. Los intereses particulares (de los países) han predominado sobre los generales (de Europa). Debo reconocer que, a estas alturas, no esperaba gran cosa. Y créanme, a esta alturas necesitábamos medidas claras, concretas y con impacto en el corto plazo.

La gestión de la crisis europea ha sido un verdadero despropósito como consecuencia, en mi opinión, de una mezcla de intereses nacionales (70%) y de incapacidad (30%).

Repasemos algunas de las medidas adoptadas. Uno de los primeros instrumentos creados fue el denominado EFSF o Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. El objetivo de este vehículo es combatir la crisis de la deuda soberana y, para ello, se lo dotó con una capacidad inicial de 440.000 millones de euros cuando los problemas se circunscribían sólo a Grecia, Irlanda y Portugal, y su dotación no se varió con la extensión de los problemas a España e Italia. Tampoco se logró un acuerdo para incrementarlo el pasado viernes, debido a la oposición de Alemania. Pero lo que pocos saben es que, realmente, dicho fondo no ha sido dotado. Es decir, 

los países europeos implicados no han desembolsado ni un euro. Para la obtención de recursos, este fondo emite deuda en el mercado y, como era de esperar, está teniendo serios problemas para poder financiarse.

En resumen, se crea un fondo, no se lo dota de recursos y se lo deja al pairo de los turbulentos mercados actuales. Ahora plantean un nuevo fondo, pero posponen su lanzamiento a junio del 2012. Vamos, que está la situación como para eso.

Seguidamente, y después de enzarzarnos en una frenética discusión de cómo resolver el problema griego, se llega a la obviedad de que una restructuración de su deuda es inevitable, y se maneja una quita del 50%. Sin embargo, se pretende que esa quita sea voluntariamente aceptada por los acreedores para evitar la activación de los credit default swaps (CDS), seguros que cubren el riesgo de crédito de un emisor.

Como era de prever, ello exacerbó la crisis de deuda soberana, pues los inversores intensificaron la venta de deuda de los países periféricos ante la anulación de los instrumentos que servían de cobertura de ese riesgo, los CDS. Reconociendo el error, el viernes, en uno de los pocos acuerdos alcanzados, se decidió no forzar las quitas voluntarias.

A continuación, me gustaría destacar la errática gestión de la política monetaria por parte del Banco Central Europeo, especialmente en la fijación de los tipos de interés. En abril ya advertí de ello cuando alerté sobre el evidente error que suponía elevar los tipos. Y no porque el importe de la elevación fuese relevante, sino por el mensaje que se transmitía al mercado, próximo a una ortodoxia extremista e irracional.

Llegó entonces el turno al sistema bancario, que pasó por tres pruebas de solvencia, cada cual con resultados dispares e incongruentes. Baste recordar que la banca irlandesa superó con éxito la primera prueba, para, pocas semanas después, presentar un default masivo. O los nuevos requerimientos de capital impulsados por la Agencia Bancaria Europea, que en teoría deberían haber servido para exigir más capital a aquellos bancos con fuerte exposición a Grecia (alemanes y franceses) y que, finalmente, terminaron exigiendo más capital a los que no tenían riesgo de Grecia en sus carteras, como es el caso de los españoles.

Todo ello ha deteriorado, sin duda, el crecimiento de Europa, y nos ha abocado a una situación que es difícilmente sostenible.


Lo que nos estamos jugando

Estamos viviendo el momento más convulso de la historia financiera reciente. Durante los últimos 80 años, ni Europa, en general, ni las economías desarrolladas que la componen, en particular, se habían encontrado tan cerca del abismo como actualmente. Las bolsas de la Unión Europea se desploman y los inversores buscan refugio en los bonos de los países considerados más solventes, provocando unos diferenciales de rentabilidad difícilmente sostenibles.

Y bajo el foco de todos los observadores se encuentra Grecia, sobre la cual todos auguran un default inmediato a pesar de los muchos esfuerzos que se estarían realizando para evitarlo. ¿Por qué es tan relevante la quiebra de Grecia? Para los griegos es bastante evidente: (1) su quiebra supondría su expulsión de los mercados de crédito durante no menos de cinco años, (2) su sistema bancario se hundiría como consecuencia de la pérdida derivada de la tenencia de sus propios bonos soberanos, de la imposibilidad de utilizar estos como colateral para obtener liquidez y de la fuga masiva de depósitos, que ya se está produciendo, (3) los recortes sociales serían mucho más intensos y (4) se agudizaría la recesión actual complicando, aun más, su futuro.

POSIBLE QUIEBRA

Pero para el resto de países europeos la quiebra de Grecia, aunque solamente representa un 1,75% del PIB comunitario, también tendría consecuencias muy negativas, fundamentalmente porque corroboraría que la posibilidad de quiebra es perfectamente factible, incrementando todavía más las primas de riesgo exigidas a los estados con problemas. Si no hemos sido capaces de salvaraGrecia de la quiebra, que sólo representa el 1,75% del producto interior bruto (PIB) de Europa, ¿salvaríamos a Portugal, Italia o España, que son sustancialmente más grandes?

Sin embargo, el que Grecia se declare en quiebra no es, desgraciadamente, el peor de los escenarios. De hecho, a estas alturas es lo más probable. La cuestión es como logramos definir una quiebra ordenada y planificada que elimine la tentación de Grecia de abandonar la moneda única. Sin capacidad para financiarse, con un sistema bancario hundido, y con una importante inestabilidad social, el gobierno de griego poco tendría que perder si abandona el euro, por lo menos a simple vista.

Y digo a simple vista porque las consecuencias serían todavía peores: la devaluación provocaría una brutal inflación (no menos del 70%) que afectaría a las clases más desfavorecidas, la banca probablemente generaría un corralito como el vivido en Argentina en el año 2001 ante la imposibilidad de atender sus deudas en euros, y la fuga de capitales colocaría al país contra las cuerdas.

ABANDONAR EL EURO

Evidentemente, si la quiebra de Grecia ya genera efectos negativos, no quiero contarles qué ocurriría si llegase a abandonar la moneda única. Tal tarea excedería, con mucho, el espacio del que dispongo para escribir el presente artículo. Por ello, permítanme que finalice reclamando la necesaria responsabilidad de nuestros gobernantes. Es absolutamente indispensable más Europa para salir de esta tremenda crisis.Y ello requiere, ineludiblemente, importantes sacrificios por parte de todos.

Los países con problemas deben acelerar las reformas necesarias que otorguen credibilidad sobre su solvencia futura, incluso aceptando la cesión de soberanía en el ámbito fiscal como compensación de los apoyos recibidos. Pero los países líderes,y, especialmente, Alemania deben actuar con visión de futuro de cara a garantizar el mantenimiento de la moneda única. Su pérdida tendría efectos devastadores para toda Europa, incluso para Alemania. Los países del sur somos conscientes de que no lo hemos hecho bien, y estamos intentando corregir los desequilibrios existentes. Ahora, más que nunca, los países del norte deben apoyar este proceso.


Star managers named for new 'best of the best' fund of funds

Abante Asesores has announced the names of the star managers it has picked for its new fund of funds, aiming to assemble the best and brightest managers in Spain.

The Spanish advisory firm's Smart ISH is a form of ‘best of the best’ fund. It will include a maximum of 20 funds from Spain-domiciled managers which the firm considers the top and most promising stars in the country's asset management industry.

The firm’s CIO Angel Olea told Citywire that while the fund’s main focus is on the equity sector, the managers’ strategies vary with some operating a flexible multi asset fund and others running a pure equity fund.


El crecimiento es la clave

Sin duda, los próximos meses serán muy animados en nuestro mercado de valores. Hace tres días, el Banco de España publicó las necesidades de capital adicional de bancos y cajas para alcanzar los requerimientos definidos en el real decreto 2/2011, cifradas en unos 15.000 millones de euros. Entidades como Bankia, Banca Cívica, Catalunya Caixa, Banco Base o Nova Caixa Galicia acudirán al mercado de valores en busca de recursos que les permitan cumplir los niveles marcados por el Banco de España.

Pocas horas después de que el Banco de España hiciese públicas esas cifras empezaron a surgir comentarios y opiniones que ponían en duda las mismas. En esencia, varios analistas internacionales habían fijado dichas necesidades entre 40.000 millones de euros y 80.000 millones, muy por encima de las cifras publicadas por el Banco de España. Así las cosas, ¿cuál es el motivo de la diferencia? Básicamente, las diferencias se encontrarían en (1) la morosidad estimada para el conjunto de crédito hipotecario concedido y (2) en la severidad latente (pérdida estimada después de recuperaciones) en dicha mora. En Román paladino, las diferencias estriban en cuántas personas dejarán de pagar sus hipotecas y qué coste supondrá ello para las cajas y bancos, una vez descontado el valor del inmueble que garantizaba la hipoteca. 

Aunque no es el objetivo de este breve artículo, permítanme que les diga que creo que todos tienen algo de razón. Es posible que la severidad sea finalmente más alta que la que el Banco de España ha utilizado en sus estimaciones. Sin embargo, también creo que los analistas extranjeros sustentan sus cálculos en una tasa de morosidad algo elevada.

En cualquier caso, las necesidades reales de las entidades están estrechamente ligadas a la evolución del crecimiento económico de España. Si el crecimiento continúa débil durante un prolongado periodo de tiempo (digamos más de dos años), las tasas de desempleo continuarán siendo elevadas y la capacidad para afrontar los pagos de las hipotecas aumentará. Paralelamente, y ante la atonía del mercado, el valor de los inmuebles continuaría descendiendo, incrementando la severidad (pérdida esperada) de las entidades financieras. Para complicarlo más, si el Banco Central Europeo iniciase una senda de subidas de tipos de interés podría fomentar el aumento de los impagos de hipotecas, agravando la situación, aunque la elevación de tipos mejoraría el margen financiero de las entidades.

Por el contrario, si la economía empezase a recuperarse, aunque fuera de forma débil, el aumento de las hipotecas impagadas se reduciría y la caída de los precios del mercado inmobiliario no sería tan acusada, reduciendo las pérdidas de bancos y cajas.

Pase lo que pase con nuestro crecimiento económico, la realidad es que la aparición en la escena de nuestro mercado de valores de estos nuevos bancos es realmente positiva. Después de cerca de cuatro años de sequía en nuestra bolsa, por lo menos más de cuatro entidades harán su debut en nuestro parquet. Incluso, es más que previsible que alguna de ellas pase a formar parte del índice Ibex 35. Pero lo que es más importante, ganaremos en transparencia, y la evolución de su cotización en bolsa se convertirá en el mejor mecanismo para medir la eficiencia de los gestores de estas entidades, muy cuestionados en los últimos meses.


¿Intervención? no, gracias.

Durante los últimos meses no existe una palabra más utilizada que “intervención”. Cuando salgo de casa los habituales tertulianos adscritos a las diferentes emisoras de radio la manejan profusamente, en la prensa es utilizada por los principales columnistas, Google muestra 13,5 millones de resultados al consultar “intervención de España”, e  incluso mis amigos, en los pocos momentos que logramos pasar juntos, me preguntan: ¿seremos intervenidos?.

No se si se producirá la intervención de España. Ello depende de muchos factores, algunos absolutamente impredecibles, como son las decisiones de política económica que adopten nuestros gobernantes en las próximas semanas. De lo que sí estoy seguro es que la intervención no sería buena para los ciudadanos españoles. Es más, si ahora ya tenemos problemas, la intervención no sería la solución de estos, por lo menos en el corto y medio plazo, sino todo lo contrario.

Analicemos, por ejemplo, lo que ha supuesto para Irlanda la intervención: (a) los tipos de interés no se han reducido, por lo que el coste de financiación de hogaresyempresas es insostenible; actualmente el bono irlandés a 10años refleja una rentabilidad del 8,30%, es decir, 5,30% superior a la rentabilidad pagada por Alemania, que está en torno al 3%; y recordemos que, en el momento de la intervención, la rentabilidad exigida a Irlanda estaba en torno al 9%, por lo que no hemos mejorado nada. (b) El desempleo sigue en niveles del 13,50%, repuntando desde la fecha de la intervención. (c) El déficit público se ha más que duplicado, superando el 30% del PIB como consecuencia, principalmente, de la socialización de las enormes pérdidas bancarias. (d) Los impuestos han aumentado de forma abrupta, casi insostenible, para intentar aliviar los absurdos compromisos adquiridos por sus maltrechas arcas públicas, y (e) los recortes de las prestaciones sociales han sido intensos, en gran parte como consecuencia de las presiones de sus socios comunitarios.

Cualquier lector avezado podría argumentar que todavía es pronto para evaluar los efectos de  la intervención (apenas han pasado dos meses). En cualquier caso no debe olvidarse que, en otras intervenciones realizadas años atrás, estas eran “apoyadas” por el aumento de la demanda exterior derivado de la devaluación de la moneda, mecanismo no disponible para  Irlanda, por lo que su sufrimiento será prolongado.

En resumen, si podemos afirmar que la intervención ha resultado dramática en todos los aspectos para los ciudadanos irlandeses, en gran medida como consecuencia de la socialización de la pérdidas bancarias, al asumir el Estado el quebranto de cualquier acreedor bancario y no sólo la defensa de los depositantes.

Visto lo sucedido con Irlanda parece lógico que no queramos la intervención de España. Pero para escapar del “rescate” debemos abordar las reformas ya, y por este orden:

  • Reestructuración inmediata del sistema bancario y, especialmente, de las cajas de ahorros. Es cierto que se ha iniciado el proceso, pero su éxito es más que dudoso, pues muchas operaciones de concentración se tambalean por el choque de distintas culturas, la ausencia de liderazgo, la politización de sus órganos sigue siendo relevante... Muestra de ello es que, a estas alturas, no existe un SIP operativo, algo inadmisible.
  • La reforma de nuestro sistema de pensiones, cuyo camino está perfectamente claro y definido por numerosos expertos.
  • La “re-reforma” laboral, que debe ser abordada con valentía y rigor.
  • La redefinición de nuestra Administración y su política de gasto/inversión, definiendo un nuevo esquema que conlleve una reducción muy importante de nuestro inmenso gasto público.

Dejemos para más adelante la reforma educativa y sanitaria, que también tendremos que abordar.

No hay tiempo. Es ahora o nunca. Y todos los ciudadanos españoles tenemos el derecho y el deber de exigir la actuación inmediata de nuestro Gobierno.