… como ahorrador, espero y deseo, que el único símil entre 2008 y 2018 sea que ambos acaban en ocho.

Gracias a la inyección monetaria de los bancos Centrales, nada nos hace pensar que, en 2018, el comportamiento de los mercados financieros vaya a tener nada que ver con el berrinche y la confusión que experimentaron en 2008. Aun así, “Tan sólo cuando baja la marea, ves quién se baña desnudo”, decía Warren Buffet. ¿Saben? soy tímido y me gusta bañarme con bañador. Por ello, aunque ahora la marea este alta, quiero tener claro que no me he olvidado el traje de baño en la playa y que en la siguiente tormenta sabré donde debo guardar la ropa y proteger mis inversiones financieras.
El objetivo de este post no es otro que reflexionar y aprender de la historia para encontrar un buen refugio por si “regresamos al pasado”.

Pero, ¿cómo era el mundo en 2008?

Aquel año España mandó al Festival de Eurovisión a Rodolfo Chikilicuatre por votación popular, se presentó el primer móvil con un nuevo sistema operativo llamado Android y en EEUU se elegía al primer presidente de color de su historia. El mundo crecía a buen ritmo, la velocidad de crucero era del 5,6% y la inflación, aupada por el precio del crudo (140 $ /Barril; 30.06.2008), se situaba en el 4,3%. Las políticas monetarias a ambos lados del atlántico empezaban a suavizarse tras una etapa contractiva y el BCE y la FED situaban el tipo de interés de referencia en el 3,00% y en el 4,25% respectivamente.

Si tan sólo nos hubiésemos fijado en esos datos, nada nos hubiera hecho pensar que al año siguiente las economías desarrolladas entrarían en una de las mayores recesiones de su historia.

Gráfico 1: Tasa de crecimiento del PIB

La tormenta estalló con la burbuja del sector inmobiliario americano. Las persistentes turbulencias financieras originadas por la crisis de las hipotecas de alto riesgo en EE.UU. provocaron una drástica disminución de la confianza de los consumidores, una rebaja de las expectativas de crecimiento y fuertes correcciones en los principales índices bursátiles.

Así, tras años de crecimiento, la mayoría de países desarrollados entraron en recesión en 2008.

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